Entrevista a Teresa Fernández de Juan
La
musicoterapeuta cubana residente en Tijuana, México, Teresa Fernández
de Juan, acudió el pasado mes de julio al V Congreso Latinoamericano de
Musicoterapia celebrado en Sucre, Bolivia. Participó activamente y
realizó una conferencia magistral titulada “Haciendo un trueno de mi
herida: mujeres violentadas reconstruyendo su identidad a través de lo
sonoro”. Musicoterapia Online quiere dar a conocer parte de su trabajo y
sus estudios marcados por un gran amor a la música.
¿POR QUÉ DECIDISTE ESTUDIAR MUSICOTERAPIA?
Quiero
empezar comentando que en Cuba no existe ninguna Licenciatura en
Musicoterapia, y hace unos años logramos establecer diplomados,
especializaciones, y de poco a poco… ¡En ese entonces, ni se hablaba del
tema! Y yo, aunque había estudiado música, me gustaba mucho el teatro y
estuve siempre rodeada de un ambiente muy cultural, terminé estudiando
Psicología por razones muy pragmáticas. Aunque no acabaron de convencer a
mi corazón.
Ya
en la carrera, conocí personalmente a Tato Pavlovsky, dramaturgo y
médico orientado al psicodrama y me convertí en una gran fan de él
porque: “¿Cómo? ¿Se puede ser psicólogo y a la vez meterse en el arte? Y
¿Será el psicodrama la única vía?”
Mi
segundo “encuentro” aconteció en mi primer centro de trabajo, que fue
el Instituto de Investigaciones Fundamentales del Cerebro, en la Habana,
Cuba. Cuando de pronto entró a trabajar un psicólogo al cual, a pesar
de tener una noción muy diferente de la musicoterapia, le gustaba
incluir en la psicología distintas manifestaciones del arte y era
alguien muy inteligente. Fue mi jefe, y justo escogí la parte de
“musicoterapia”, que me abrió el espacio para relacionarme con distintos
organismos de música y de tratamientos, así como con las primeras
investigaciones al efecto hechas en Cuba (de dos siglos atrás) y obras
similares. Y a partir de ahí fue que empecé una investigación “en
serio”, ya por mi cuenta, con ganas de formarme bien. Contacté con
investigadores extranjeros actualizados sobre música y cerebro, y acudí a
múltiples investigaciones. Quería comprobar a través de distintos
métodos los efectos de la música, cómo usarla adecuadamente en función
de la salud en casos que se me presentaban y que requerían formas
novedosas de abordaje…
Asistir
a mi primer congreso Mundial de Musicoterapia en Río de Janeiro,
dirigido por la magna Cecilia Conde, fue algo inolvidable y que me marcó
para siempre. Conocí del tema entre gente maravillosa y, a pesar de
estar en ciernes, fui (sorprendida y muy emocionada) llamada para
representar a Cuba. Por primera vez ondeaba la bandera cubana en un
congreso de este tema.
Años
más tarde conseguí -a pesar de tener mi nena aún de meses, con un gran
esfuerzo económico y la ayuda desinteresada y hermosa de varias
personas- asistir a una maravillosa especialización de musicoterapia
durante varios meses en el Conservatorio de Música de Río, con
profesores realmente excepcionales, léase Marly, Rejane, Negreiros,
Milleco…en fin ¡Todo un privilegio! Fue un intensivo que para mí al
menos fue único. Y quien me apoyó fueCecilia Conde, honor, ejemplo y
ayuda que jamás podré agradecer lo suficiente.
A
mi regreso me dispuse a trasmitir de esa información al grupo cubano.
Un grupo multidisciplinario con muchas ganas, disciplina y rigor
metodológico, que como un pulpo de mil brazos nos apoyábamos entonces en
disciplinas afines y lo fuimos plasmando en varias investigaciones. Y
en mi caso, ahora ya con diferentes contactos y más bibliografía
internacional, me animé a realizar mi tesis de Doctorado sobre el mapeo
cerebral, demostrando el efecto ansiolítico y ansiogénico de
determinados fragmentos musicales en pacientes ingresados por ansiedad
patológica.
¿ESTE
FUE EL TRABAJO QUE PRESENTASTE EN EL VIICONGRESO MUNDIAL DE
MUSICOTERAPIA Y I CONGRESO DE LA WFMT (World Federation of Music
Therapy) EN VITORIA-GASTEIZ, QUE DIRIGIÓ PATXI DEL CAMPO?
Efectivamente.
Esta fue una labor enorme, muy novedosa y mancomunada. El Director del
Instituto “Música, Arte y Proceso” Patxi del Campo, quien me invitó como
Asesora Internacional, desde entonces ha sido uno de mis mentores
yresaltó este trabajo como una investigación de vanguardia en
Latinoamérica, con lo cual sentí más que premiados todos mis esfuerzos
de tantos años. De hecho fue publicado y ello me valió a su vez una
invitación a formar parte del Comité Internacional del próximo Congreso a
celebrarse en Alemania.
Aparte,
tenía contactos semanales con la Escuela Internacional de Cine y TV (en
San Antonio de los Baños, Cuba) y la posibilidad de encontrar músicas
poco escuchadas, para probar con ellas lo aprendido en
distintos grupos. Busqué acceder a más bibliografía y compensar lo que a
cada uno le faltaba. Éramos un solo cuerpo formado por muchas
especialidades. Me reinscribí en música y, de pronto, yo ya era una
doctora en psicología que básicamente, lo que hacía, se relacionaba con
la musicoterapia. Me sentía tan realizada en ese entonces,que me di
cuenta que me había reencontrado, que al fin estaba “en lo mío”.
¿POR QUÉ HAS CENTRADO TU TRABAJO EN MUJERES VIOLENTADAS?
Otra
historia larga y de “coincidencias”. Esa época concuerda con cambios
bruscos en mi centro laboral (cubano) por los que apenas me podía
dedicar a la musicoterapia, aunque sí se mantenía vivo y actualizado al
grupo, pues eran como las venas de mi corazón.
Luego
de ires y venires, empapada y sensibilizada en la investigación acerca
de los síntomas principales y en las necesidades de buscar otros
abordajes, decidí que ya era tiempo de implementar algunas técnicas de
musicoterapia en grupos con estas características.
Mis
viajes a los congresos de musicoterapia internacionales pero sobre todo
latinoamericanosfueron una constante fuente de inspiración y contacto.
Destaco una vez más el trabajo en Chile de las Patricias (Lallana y
Ubilla), así como la factibilidad (y recalco: también la flexibilidad de acción) que me ha brindado siempre el uso del Abordaje Plurimodal.
Cuando
ya tenía una clara visión del qué, el dónde y el cómo medir su
efectividad, fui a un centro adonde acuden las mujeres tijuanenses a
recibir apoyo por esta causa. Aprendimos y nos emocionamos todas.
¿NOS PODRÍAS CONTAR SOBRE TUS TALLERES COMUNITARIOS CON LA PARTICIPACIÓN DE AMBOS SEXOS?
El
trabajo en estos talleres ha sido en realidad una constante que poco a
poco he venido introduciendo y perfeccionando en otras áreas, desde que
me di cuenta de la necesidad de incluir en este proceso de educación y
cambio (pues no sólo se trata de terapia e investigación al efecto) al
hombre. Los cuales apenas participaban en mis conferencias abiertas, y a
las que sólo acudían para vigilar qué iba a decir su compañera, o bien
para quejarse de que ellos eran los violentados y no se les daba
solución a su problemática. Y esta estrategia, ante la situación actual,
me ha servido como una llave mágica a estos efectos, que, bien
manejada, puede llevarnos, definitivamente, a un alto grado de
colaboración, educación y conciencia mutua.
¿CÓMO ESTÁ LA MUSICOTERAPIA EN CUBA?
Bueno,
aunque está más avanzada, falta aún mucho por lograr y consolidar en el
país. Todavía luchamos por una mayor oficialización para que la
reconozcan como una especialidad, licenciatura y/o maestría continua, lo
cual sabemos de sobra es algo imprescindible. Pero a pesar de las
grandes dificultades, también hay mucho tesón por parte de los colegas
cubanos por fortalecer su trabajo cada vez más, e incluso (aunque
contados) ya hay algunos trabajando como musicoterapeutas en centro
importantes, lo cual ha sido un logro tremendo. El grupo ha avanzado en
su formación y actualización a pasos agigantados, lo que culminó en la
Maestría Latinoamericana en Cuba, que aunque se dictó por vez única
entre el 2007 y el 2009, fue algo increíble, en calidad y en ayuda
solidaria de musicoterapeutas latinos y de Canadá. Y luego de la cual
acabaron por defenderse otras importantes tesis y se abrió el camino al
actual Diplomado de dos años que se desarrolla actualmente bajo el
auspicio de la Sección Científica de la Universidad de Ciencias Médicas
de La Habana HISTARTMED (Historia, Arte y Medicina).
Este
y otros avances que se están logrando en estos momentos, obedecen en
alto grado al tesón de la actual directora de nuestra Asociación, la
musicoterapeuta Idida Rigual, especialista en musicoterapia con
equinoterapia en niños autistas y con el APM en niños con necesidades
especiales de varios tipos.
A
Cuba yo voy cada año, y de ser posible, más de una vez. Y claro, como
allá hay tanta dificultad con el internet, desde aquí trato también
continuamente de tenerlos al día en los temas que les interesan. Y por
ponerte otros ejemplos, el actual representante de ética por el CLAM
(Comité Latinoamericano de Musicoterapia) de Cuba, el Dr Rigoberto
Oliva, se especializó en técnicas de musicoterapia para disminuir la
depresión en ancianos y, al igual que en el caso de Idida y otros
varios, ya ha logrado su difusión a través de publicaciones
internacionales y nacionales. Del mismo modo, hay una base bibliográfica
que está en manos del CLAM que recoge este enorme quehacer, ya
reportado en dos ocasiones en la revista de musicoterapia online Voices.
¿Y EN MÉXICO? ¿TRABAJAS CON ALGÚN/A COLEGA?
México
es un país tan variado y rico como si fueran varios países en uno. Yo,
por ejemplo, vivo en Tijuana y es como otro México, diferente al del
centro y al del sur. Aquí en Tijuana, hasta hace poco acudió a una
conferencia mía una mexicana que regresó de estudiar con Edith Lecourth y
empezaba a aplicar algo por su cuenta en hospitales. Pero en Querétaro y
en otras ciudades sí había, desde hace años, colegas argentinas
utilizándola, y recientemente Diego Schapira me platicó de unos
mexicanos que se graduaron en Buenos Aires y que radican, uno en
Guadalajara y otros están al incorporarse en otras dos regiones de
México cerca del sur.
Y
está el caso del musicoterapeuta Víctor Muñiz, que es el representante
de México en el CLAM y quien recientemente logró que se aceptara la
impartición de una maestría de musicoterapia (Humanista, que es la que
él ha creado y así la ha denominado) en el Distrito Federal, donde él
radica. Víctor es poco conocido en nuestros ámbitos, porque nunca ha ido
a ninguna reunión latinoamericana. Aspecto que espero pronto sea
subsanado con su presencia.
De
mi quehacer en musicoterapia aquí, intento colocarla donde la menor
oportunidad se ofrezca, o trato de abrirle el espacio. Y no, no trabajo
con ningún musicoterapeuta, por las mismas razones. Ni siquiera mi
trabajo (con el que me gano los frijoles) es sobre musicoterapia per se,
así que me la he pasado siempre colándola en todos los tipos de
estudios e investigaciones que realizo. Nada fácil, pero como bien dijo
tan hermoso Gandhi: “todo es imposible hasta que llega alguien y lo
hace”. Y eso creo es algo en lo que andamos todos, ¿no? En unos países
más que en otros, esta sigue siendo una disciplina poco comprendida y
por la que hay estar abriendo brechas. Y la gratificación, sin duda, es
el resultado humano que sobresale después, palpable y brillante.
PARA DESPEDIRNOS: ¿QUÉ ES LO QUE MÁS VALORAS DE NUESTRA PROFESIÓN?
La
extraordinaria posibilidad que tiene de usar la sensibilidad dentro del
conocimiento para lograr estremecer hasta el cambio. Creo es algo
único. He sido terapeuta de varias ramas y no hay nada que se compare a
esto.
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